OPINION

 

UN TRADUCTOR PARA AMINATU HAIDAR

Huneifa ibnu abi Rabiaa

En estas nobles páginas ya se ha hablado sobre los líderes de la 'intifada' saharaui que rivalizan en popularidad con la gerontocracia gobernante en los Campamentos.

De cuerpo frágil y alma indomable ha recorrido, Aminatu Haidar, una larga vida que no tiene símil al este de la berma. No recuerdan los aeropuertos españoles una recepción tan calurosa como la que hemos visto estos días a propósito de la llegada de Aminatu a las distintas comunidades autónomas donde ha estado. En los Campamentos, las mujeres bautizan a sus hijas con el nombre de Aminatu y su aura inspira a poetas y músicos cuyos versos se prodigan en loar al personaje. Es evidente, pues, que se ha ganado los corazones de la ciudadanía saharaui y se ha convertido en un referente moral e ideológico sin parangón. Hacía años se aplaudía al dirigente con sólo oír su nombre. Después dejamos de aplaudir. Y ahora volvemos a aplaudir, con mayor intensidad si cabe, a Aminatu Haidar como también a Tamek y a los demás miembros de esta constelación cuyas luces iluminan nuestro camino. Han nacido nuevos líderes.

En raras ocasiones tenemos la posibilidad de examinar el trato que se dispensa a esta generación por parte de los purpurados de Roma, o sea, de Tinduf. La Comisión Española de Ayuda al Refugiado, cuyo premio ha hecho que el prestigio de Aminatu Haidar trascienda las fronteras nacionales para ocupar el lugar que le corresponde a escala planetaria, no es una gran multinacional y el Premio que concede carece de dotación económica alguna. Ni qué decir que la situación de Aminatu Haidar, expulsada de su puesto de trabajo y madre de dos hijos, clama por si sola.

No se ha visto indicio exterior alguno, en Aminatu Haidar, que permita intuir que haya recibido ayuda económica alguna, como también, nos constan las dificultades y carencias que sufre la hija de Ali Salem Tamek junto con su madre. Al hombre que prefirió estar en la primera línea de fuego, no hemos sido capaces de cuidar de su pequeña hija. Ha ido para defendernos a todos y nosotros le hemos dado la espalda a su hija.

La finalidad principal con la que se concede el Premio Juan María Bandrés es permitir a los receptores del mismo dar a conocer su situación, y la de sus pueblos, a la opinión pública. Se organiza un tour de charlas, conferencias, encuentros y actos varios para exponer a la opinión pública los problemas que se sufren en otras latitudes. Para nosotros, la ocasión la pinta calva, como se suele decir. Tan ausentes de los medios de comunicación como estamos, la oportunidad del premio nos venía de perlas. Y para mayor fortuna, la figura en la que ha recaído el premio, tiene un discurso muy bien elaborado. Curtida en mil batallas, ha desarrollado una oratoria, una locuacidad y un discurso inimaginables en otros meridianos. Su claridad a la hora de apuntar a los culpables de esta situación dista mucho de los ambages con que se suele expresar el lenguaje diplomático. Su conocimiento de la literatura clásica árabe adorna su discurso y lo dota de una perfección inigualable. Para los que nos consideramos legos en la materia, ese uso del lenguaje nos pone la piel de punta, y para los entendidos, como Sidahmed Almustafti que escribe en estas mismas páginas, constituye una muestra impecable del refinamiento en los gustos y la belleza del léxico.

En la medida en que Aminatu Haidar se expresa en lengua árabe y su discurso, se sabía, iba a ser una narración descriptiva de hechos seguida de una disertación sobre causas y efectos y coronado con un análisis global de la situación, era de desear contratarle los servicios de la mejor firma de traductores. En su periplo por Canarias, Madrid, Barcelona, País Vasco, Sevilla, Mérida, Valencia y Alicante, se ha constatado que la traducción es muy mejorable e, incluso, bastante deficitaria en largos tramos de una exposición cuya finalidad es transmitir de un modo verosímil una larga historia. Se ha echado en falta un traductor mucho más experimentado en estas lides y que sepa lidiar con los usos del lenguaje políticamente correcto.

Y, finalmente, en la parte que nos toca a los que nos consideramos como inmigrantes en Europa, determinados comentarios de la heroína han sonado como un auténtico dardo dirigido a perforar nuestras conciencias. Decir que no piensa hacer uso de las posibilidades que tiene para establecerse en España porque tiene que volver para seguir luchando por la Causa, no ha dejado indiferente a nadie.

Huneifa ibnu abi Rabiaa (ibnuabirabiaa@yahoo.es)

23.05.06


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