OPINION

 

El grito de El Aaiun

M.M.Fakal-la, periodista 

Se ha evidenciado que al filo de los años anteriores muchas artimañas se urdieron a fin de disgregar el ideal y el sentimiento patriótico que los saharauis venían defendiendo con entereza y razón de ser. Parece que la historia se repite sin aceptar los resultados del pasado y los irreparables reveses que Marruecos y sus "amigos" pretenden hoy ocultar, es decir, la pujante realidad del pueblo saharaui.

En efecto, de nuevo la prueba de osadía de los saharauis se alza unánime como una llamada y una reflexión que se yergue desde los humildes callejones de El Aaiun. El grito esta vez sonó más fuerte, estridente como un eco esperanzador entre la gente que se despertó con la tajante condena de "FUERA MARRUECOS" y una bandera diferente ondeando en el cielo de la ciudad sitiada por agentes y esbirros como el general Ben - Sleiman, Ichi Abu El -Hassan y el sanguinario Laanegri.

Hasta estos momentos la ciudad enlutada aún no pudo enterrar los restos mortales del joven Lembarki, muerto a causa de las torturas de los grupos urbanos marroquíes.

Treinta años de acuerdos ilícitos, de Marcha Verde, de muros de arena, de diáspora, de desprecio, injusticia y ley de la jungla calaron aún más en la conciencia y parieron una nueva generación más nacionalista y más independentista. Es la generación que nació bajo las hordas de la ocupación y que estos días despide a Lembarki como su nuevo estandarte. Es la nueva generación que levanta el grito de basta de tanto posponer, de tanto mentir, y de tanto incumplir. Tanto " unos" como "otros" están llamados a poner fin al calvario del Pueblo Saharaui. De esa voluntad  tanto Marruecos como la comunidad internacional, representada por Naciones Unidas, deben ya  escuchar el grito de los saharauis, sus demandas y propósitos que se traducen bien claro en la NO integración en el reino alauí.

Como se ha visto los saharauis vuelven a la carga y en un grito que trasciende la capital del territorio. Por tanto, la señal de alarma sólo hay que interpretarla como un gesto esperanzador pero también como un desafío a "la trampa" que venía tramando sus nudos desde los primeros momentos del cese del fuego, hace ya catorce años atrás. Cambiaron el napalm y el fósforo blanco en por otras armas, la  "dilatación‰  y la "decepción" y con ello pensaron poner punto y final a las reivindicaciones de los saharauis. Pero lo paradójico, de esa decepción, si alguna vez la ha habido, nació la semblanza entre el ayer y el hoy, entre Hafed Buyema y Hamdi Lembarki, distantes en el tiempo, en las circunstancias, pero ambos unidos en un empalme catalizador y movilizador de un Sáhara independiente.

Ayer como hoy se dijo NO a las soluciones incongruentes, sí a la honradez política, sí a la continuidad representada por un largo rosario de vidas ofrendadas que hicieron del Sáhara una pasión de amor.

Me parece absurdo terminar estas líneas sin dejar plasmado algunos versos memorables y de causa del gran poeta Mahmud Darwish en homenaje a la Intifada, a Lembarki y por qué no a las palmeras de Sidi Buya. Los versos rezan: "...Escóndeme bajo una de las dos palmeras .Enséñame a hacer versos. Tal vez aprenda yo las andanzas de Homero. Tal vez añada al relato la descripción de Acre. La más antigua de las bellas ciudades, la más bella de las ciudades antiguas. Caja pétrea en cuya arcilla los vivos y los muertos se menean como abejas presas en la colmena, se abaten sobre las flores y preguntan al mar, cuando el cerco es más fuerte, por la puerta de urgencias.

Enséñame a hacer versos. Acaso una niña necesita canciones para cuando este lejos: Llévame, aunque sea a la fuerza, hacia ti, y coloca mi sueño entre tus manos".

Hafed Buyema: primer saharaui muerto bajo las torturas de la policía de Franco

19.11.05
Campamentos de refugiados saharauis


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