OPINION

 

Los saharauis: contra el vasallaje del islamismo marroquí y por la independencia total del Sáhara Occidental

Ali Omar Yara, sociólogo de conflictos

(Traducido del francés por L.Haidar)

 

Este escrito examina el peligro del islamismo radical marroquí y desea disociar, por una parte, la amenaza nacida del vasallaje marroquí al uahabismo saudí y, por la otra, la causa saharaui.

La organización saharaui, el Nidam, fundada en 1969 y formada por 5000 miembros en 1970, era percibida en el año 1971 por el "Centro de Información Estratégica" de Londres como "movimiento extremista", es decir, definida como formación que utiliza "la violencia".

¿Cómo se puede, de esta manera aventurada, tratar a los saharauis de extremistas a sabiendas de que los territorios de Río de Oro y Saguia El Hamra, durante la presencia de la administración española, fueron condenados al silencio? Y que hizo falta que la Asamblea General de Naciones Unidas decidiera enviar, en 1974, una misión de visita al Sáhara Español para constatar in situ que la población estaba en su mayoría a favor de la autodeterminación. Sin embargo, fueron los españoles quienes usaron la violencia, sembraron el terror en los territorios del Sáhara Occidental y se fueron a toda prisa sin terminar su tarea de descolonización como hicieron las demás potencias coloniales.

Esto ocurría en plena Guerra Fría y la desinformación funcionaba a todo gas.

Este procedimiento de desinformación que golpeó a la primera organización pacifista saharaui no desapareció con la desaparición teórica de la guerra fría. Está siendo plenamente utilizado tras la proyección americana en Oriente Medio, después de renunciar a la "doctrina de la contención" en favor de la "guerra preventiva".

Efectivamente, las fuerzas de la coalición de 1991 que hicieron la segunda guerra del Golfo, necesitaban una cobertura mediática para justificar su intervención en Irak después de que éste se lanzara sobre el Pequeño Emirato. El ciudadano europeo se encontraba ante una gran cantidad de información sin poder distinguir lo verdadero de lo falso, pues los agentes de la coalición no se habían mantenido dentro del marco jurídico internacional que garantiza el respeto a la soberanía de los estados y a las fronteras heredadas del colonialismo, sino que recurrieron a innumerables desinformaciones. La más conocida fue la amplificación de las "atrocidades en Kuwait" atribuidas a los iraquíes, lo que constituyó una "prueba" para denigrar a Irak. Las informaciones dadas sobre las presuntas atrocidades constituyeron una manipulación mediática. Así, "la muerte de trescientos bebés prematuros después de que los soldados iraquíes los hubieran retirado de las incubadoras que luego fueron robadas" no es más que una mentira, puesto que Amnistía Internacional, que había difundido la noticia en agosto de 1990, reconoció tres meses más tarde que el asunto de las 300 incubadoras había sido totalmente inventado.

Los marroquíes también tienen su sistema de desinformación sistemática en el asunto del Sáhara Occidental y la guerra del Golfo alimentó su imaginación. Es siempre el mismo procedimiento "antiinsurrección" para alejarlos de la comunidad internacional y negarles su inalienable derecho a un referéndum justo y equitativo. Esta estrategia de desinformación apareció a plena luz del día después del alto el fuego de 1991, cuando el Frente Polisario y la RASD se esforzaban en encontrar un terreno de entendimiento con Marruecos, ya que habían firmado un alto el fuego y acordado la formación de un proyecto para organizar un referéndum bajo la égida de Naciones Unidas. Dicho proceso dio lugar, finalmente, a una autonomía ampliada que conduciría a un referéndum.

La desinformación más abrumadora concierne, en primer lugar, a los territorios ocupados del Sáhara Occidental: la información no ha sido, como en los años de Franco, ni transparente ni reflejo de la realidad (como son las desapariciones de personas, los desplazamientos forzosos de los saharauis hacia el Norte de Marruecos, la creación de nuevas tribus ficticias, sin olvidar la vileza de los términos utilizados para minimizar a un pueblo, como tachar a los Refugiados de mercenarios, secuestrados de Tinduf, etc.).

Pero ahora se está notando que Europa se ha convertido en "el lugar" de estas operaciones de desinformación, "una estación de servicio" de la MAP, por medio de intermediarios físicos y morales a menudo ubicados en Francia. Pues Marruecos solo no puede hacer frente a la lucha legítima del pueblo saharaui y al apoyo que le brinda la comunidad internacional.

Citaremos dos informes recientemente "forjados", para las circunstancias, que forman parte del plan de desestabilización mediática contra la causa saharaui:

El informe de la delegación "ad hoc" del Parlamento europeo en el Sáhara Occidental, conducida por Catherine Lalumière, que visitó la región de Tinduf desde el 26 de octubre al 2 de noviembre de 2001.

El segundo informe, desprovisto de toda credibilidad de rigor e inundado de desinformación sobre la causa saharaui en los Campamentos, viene de la mano de una compañera de viaje de los saharauis, Danielle Miterrand, Presidente de la Fundación France-libertés. Se titula así: "Misión internacional de investigación: las condiciones de detención de los prisioneros de guerra marroquíes detenidos en Tinduf (Argelia) del 11 al 25 de abril de 2003".

Estos dos informes, basados en verdades a medias, no han pasado desapercibidos ante la crítica imparcial si tenemos en cuenta la fecha de su aparición mediática, que coincide con las resoluciones de Naciones Unidas a favor de la autodeterminación y liquidación de la última colonia de África. En la coyuntura actual, es cuando la MAP y sus socios difunden otras desinformaciones en total desprecio a las ventajas adquiridas en pro de la paz y salvación del Magreb. Esta vez, quieren "probar el vínculo existente entre el terrorismo islámico y el Frente Polisario". El pretendido acercamiento no es una novedad mediática, no es algo que data del día de hoy. Fadel Ismail, ex embajador de la RASD, en su texto titulado "La ocupación marroquí del Sáhara Occidental es una acción terrorista, 8 de octubre de 2001" (Texto completo) lo había señalado cuando comenzaban, el 7 de octubre de 2001, las operaciones americanas en Afganistán. En relación a este artículo, el llorado Fadel pensaba que "la víctima del terrorismo no puede ser, a su vez y al mismo tiempo, terrorista. No es normal, ni lógico ni racional, considerar la acción de un pueblo en lucha por su libertad o la de un combatiente que lucha con los suyos, en el marco de la legalidad, contra un agresor, un colonizador o un ocupante, como ocurre en el caso particular del Sáhara Occidental, como una muestra de terrorismo."(Ibid.). Asimismo, el Ministro de información saharaui había expresado el 8 de febrero de 2004 el asombro de su Gobierno tras la publicación de una noticia de la agencia de prensa Associated Press (AP) "atiborrada de imprecisiones y de juegos de palabras que tienden a confundir la legítima lucha del pueblo saharaui por su autodeterminación, con el terrorismo internacional y el contrabando." (Cf. SPS).

El uno de abril de 2004, la agencia marroquí MAP publicaba en dos páginas y media una información bajo el título "Probable interconexión del Polisario con la red de Ben Laden". El texto, bajo el concepto estratégicamente creíble de "probable", subraya el aspecto especulador de la información y la duda, como en los años de la guerra fría lo era la guerra nuclear "probable o improbable".

Sin embargo, esta probabilidad hipotética no viene de la pluma de los estrategas marroquíes, ni de los escritores ni de los hombres de letras, sino que proviene de los animadores de una conferencia en la Universidad de Ginebra cuando "unos expertos pusieron en evidencia, durante una conferencia en la Universidad de Ginebra, la amenaza que constituye un Polisario en plena crisis y mutación, para la paz, la seguridad y la democracia no únicamente en el Magreb sino también en el resto del mundo". Dicha globalización de la amenaza no sólo está exenta de toda credibilidad sino que resulta chocante por el hecho de que el Frente Polisario jamás ha amenazado una paz mundial ni atacado más allá de sus fronteras heredadas del colonialismo, como pretende la noticia (Cf. Noticia MAP del 1º de abril de 2004).

La noticia en cuestión no cita ni fechas ni nombres de personas y no ofrece ninguna información precisa sobre la naturaleza de esta peligrosa conexión, salvo la siguiente idea: "la conferencia (de Ginebra) ha dado la alarma sobre los riesgos que comporta la mutación actual del Polisario hacia una forma de grupúsculos mafiosos e incontrolables, y las conexiones que podrían estar en vías de instaurarse entre las filas de esta organización y ciertos grupos extremistas y terroristas". Según el conferenciante, el experto Aymeric Chauprade, que no lo es tanto, "el movimiento separatista se encuentra en plena mutación bajo un doble efecto, por una parte por el desconcierto ante su creciente impotencia militar y política y, por otra, por la llegada a sus filas y a su dirección de una nueva generación de jóvenes, que estudiaron en Argelia si no en Cuba o Rusia, y cuya referencia ideológica se sitúa más cerca del islamismo militante que de las teorías marxistas leninistas y revolucionarias". El señor Chauprade pretende que "hoy en día, el movimiento separatista hospedado por Argelia en Tinduf no tiene ya nada que ver con las reivindicaciones políticas y de identidad proclamadas en el pasado"(ibid).

El segundo conferenciante, siempre según la noticia de MAP, Anna Maria Cerone, va en la misma dirección al afirmar que "Marruecos, un país resueltamente comprometido con la construcción de una democracia y de un estado respetuosos con las libertades públicas y los derechos humanos, se ha convertido, a mismo título que los países de la UE, en un objetivo del terrorismo ciego y extremista. Los atentados de Casablanca, llevados a cabo en mayo de 2003, son un claro testimonio".

Cierto, pero ¿cuál es la relación orgánica existente con el Frente Polisario? Ella no lo dice (esperamos, para estar seguros, la publicación de los trabajos de la Conferencia). La investigadora permanece en el ámbito de lo vago y borroso con sus insinuaciones y sus ideas inciertas a las que las Ciencias Políticas parisinas nos tienen acostumbrados. Sin embargo, un investigador debe sostener sus enunciados mediante argumentos causales. El diario marroquí "Tel Quel"[¡Tal cual!] ha retomado "el asunto" en dos informes aparecidos en el número 121, el 3 de abril de 2004, bajo el título "Terrorismo de Al Qaeda en el Sáhara".

Pero en realidad, Marruecos es el acusado por su apoyo al terrorismo internacional; él es el vasallo de los uahabitas saudíes que, con su presencia, su "pasta" y sus "oraciones rogatorias" uahabitas, han arrasado con el paisaje social del Marruecos imperial y han sostenido financieramente a las Fuerza Armadas Reales en su pretendida guerra de aniquilamiento de los saharauis.

Desde el alto el fuego de septiembre de 1991, los marroquíes ocultan la cuestión del Sáhara Occidental en el escenario internacional. Buscan, mediante intermediarios extranjeros, una brecha mediática para minar los esfuerzos realizados para resolver el problema del Sáhara Occidental, problema heredado del colonialismo, problema que de todas formas se encauza bien hacia una solución política o bien hacia la guerra.

Al igual que los dos informes evocados más arriba, esta nueva "desinformación" aparece justo después de la reafirmación del F. Polisario que se manifiesta en los siguientes eventos:

Dichos "expertos" que exponen ideas de esta naturaleza, puede que no sepan que el Sáhara Occidental no es marroquí, ni históricamente, ni jurídicamente, ni siquiera culturalmente. Puede que no sepan, tampoco, que "el Marruecos de Lyautey " y el país "modelo de los servicios públicos de colonias" son ya anticuados; que la miseria, el turismo extranjero de masas, la pobreza, los niños abandonados, hacen de este Marruecos una "sociedad bloqueada".

Este país exportaba y todavía exporta hachís. Actualmente, exporta terroristas y, sin embargo, hemos oído que los islamistas no se pueden implantar en Marruecos. También hemos oído que Marruecos no es Argelia y que siempre será un escudo contra la tiranía religiosa. Mas durante una década, los investigadores, los auténticos, que han rastreado la implantación de los islamistas radicales de Marruecos en las ciudades (desalojando al socialismo de masas y las ideas progresistas de los años setenta) confirman el arraigo de los movimientos islamistas en el país. El rey Hassán II y su hijo Mohamed VI, Comendadores de los Creyentes, consideran a esta islamización como normal, aunque las mezquitas están allí no para la cohesión de la Umma y la tolerancia hacia los judíos y los cristianos, sino para adoctrinar a la gente y drogar su espíritu con las palabras de la ofensiva "yihad".

Esta militarización de los islamistas marroquíes sigue siendo una sorpresa para los habitantes de este país.

Hay que citar los atentados de Casablanca, por citar sólo lo más reciente, y el de Madrid que han hecho resurgir esta amarga realidad. Marruecos es una amenaza para los países del Magreb y para la paz mundial porque los marroquíes actúan en nombre de la ideología uahabita e integran la infraestructura militar de los movimientos islamistas. No hay que olvidar los atentados de Madrid del 11 de marzo de 2004 en los que murieron 191 personas, además de centenares de heridos, y la interpelación, el 6 de abril de 2004 en la región parisina, de 13 personas consideradas sospechosas en las investigaciones sobre los atentados de Casablanca y supuestamente vinculadas al Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM).

Además, proponemos la lectura de las averiguaciones efectuadas por el semanal marroquí Le Journal, n° 152, del 20 al 26 de marzo de 2004 y el nº 153 del 27 de marzo al 2 de abril de 2004, de los que seleccionamos algunos pasajes: "Fue en 1982 cuando los primeros voluntarios marroquíes partieron para combatir en Afganistán, invadido por las tropas soviética tres años antes. Pakistán sirve de base de retaguardia desde la cual parten los muyahidines marroquíes. Los líderes del movimiento se apoyan en la comunidad magrebí de Europa para financiar los desplazamientos. Así, con la bendición del Gobierno marroquí y de las autoridades americanas, decenas de miles de jóvenes marroquíes se encontraron en las montañas afganas combatiendo al Ejército Soviético antes de unirse a las filas talibanes en 1992"(Cf. p. 12).

Citaremos dos pasajes que apuntan a la filial marroquí de la internacional terrorista: "desde el asesinato del Comandante Massoud, dos días antes de los atentados del 11 de septiembre, hasta la masacre de Madrid, muchos marroquíes se han implicado en las acciones terroristas de la nebulosa Ben Laden". "Le Journal" se pregunta: "¿Se ha convertido Marruecos en el eje del internacionalismo islámico del terror? Desde los ataques kamikazes del 16 de mayo en Casablanca, el Reino ha perdido bruscamente su imagen idílica de refugio de un islamismo tolerante que los más adeptos de los politólogos asociaban a la particularidad de su monarquía de ascendencia profética", (p.8).

En todo caso, falta mucho por hacer en Marruecos para descolonizar el Sáhara Occidental, según sus propios compromisos y según los principios de la comunidad internacional:

París, a 15 de abril de 2004


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