OPINION

 

Señor Presidente,
Jose Luis Rodriguez Zapatero

 

Brahim Cheij Breih

 

Hace unos pocos años atrás, nunca había imaginado poder dirigirme a usted mediante esta carta. Para poder escribir la misma, tuve que separarme de mi familia durante muchos años para poder aprender a escribir y leer el español en otro país, porque es mi segundo idioma.

Mis razones son muchas, como los sufrimientos y el dolor que oculto en mi corazón a lo largo de estos años, pero en ningún momento pretendo culparle a usted ni a su gobierno por este amargo pasado y presente. Gracias a mi compañera, una joven militante del partido socialista que he conocido en los campamentos de refugiados, he podido comprender mucho de la política de vuestro partido y motivarme a tomar la decisión de escribirle.

No hace mucho tiempo los dos hemos tenido la suerte de conocer a un joven saharaui, Ali Salem Tamek, que ha escrito su nombre de una forma digna y honesta en la memoria histórica de su pueblo, como ha escrito usted su nombre en la historia universal después de tomar la decisión más noble y valiente, rechazar la ocupación de Irak. Él ha rechazado la injusticia y la ocupación ilegal, pero esta vez en su propia tierra, el Sahara occidental, un joven que ha decidido apostar por el dialogo como un instrumento pacífico para reivindicar el derecho de su pueblo.

Después de unos meses de estancia en Europa curando las cicatrices de las cárceles, y divulgando la situación en los territorios ocupados del Sáhara Occidental, en la sede del partido socialista de Badía del Valles, un pequeño municipio de la provincia de Barcelona, hizo un llamamiento a todos los socialistas para que no lo abandonen en su lucha justa.

Su mujer fue violada delante de su hija para humillarla, por los mismos verdugos y cobardes que lo interrogaban a él en la cárcel.

Después de tomar la decisión de regresar a su tierra y no abandonar a su gente, fue secuestrado y encarcelado nuevamente sin ninguna decisión judicial, junto a 37 jóvenes saharuis que fueron también encarcelados y torturados, simplemente por manifestarse pacíficamente. Hoy a esta fecha llevan más de tres semanas en una huelga de hambre y su salud está en peligro.

Señor Presidente,

Permítame decirle que hace algunos días he podido recuperar la nacionalidad española después de tantos años, como muchos de mis compatriotas, una muestra más de que el Sahara sigue siendo jurídicamente español. Espero que esta nacionalidad me sirva, por lo menos, para sentirme más cerca de usted, para transmitir mis preocupaciones. Como ve, el objetivo de esta carta es para que usted interceda para exigir al gobierno de Marruecos, la liberación inmediata y sin condiciones de estos jóvenes. Yo confío en que el reencuentro con ellos será en un tiempo no muy lejano, en un Sahara libre.

Mi carta llega a su final, y me quedo yo esperando su respuesta, señor Presidente.

Atentamente:
Brahim Cheij Breih

7/9/2005


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