No es un secreto que las relaciones hispano-marroquíes se han deteriorado hasta llegar incluso al enfrentamiento bélico. Y tampoco es un secreto que esa degradación ha venido provocada por la política marroquí de continuo chantaje a España. Los objetivos del chantaje eran varios pero parece haber acuerdo en que uno de los más importantes (para algunos, el más importante) es la anexión del Sáhara Occidental ocupado a partir de 1975. Desde que Marruecos retiró a su embajador de España en el otoño de 2001, el intento de consagrar la anexión marroquí ha conocido muy serios contratiempos. Desde el punto de vista jurídico me atrevería a destacar dos: el dictamen del asesor jurídico de Naciones Unidas de enero de 2002 afirmando que Marruecos no tiene soberanía ni es potencia administradora del Sáhara y que no puede explotar sus riquezas naturales y la resolución 1429 del Consejo de Seguridad de julio de 2002. Desde el punto de vista político quizá los dos hechos más destacados han sido que los Estados Unidos parecen haber abandonado su apoyo a la anexión (y una muestra del nerviosismo marroquí ante ello fue la noticia de la MAP falsificando las palabras del subsecretario de Estado norteamericano William Burns) acercándose a Argelia y el tratado de amistad entre España y Argelia. Y en este contexto, conviene situar la "generosa" oferta de "sus" aguas a los buques de Galicia.
Tras la reunión entre los ministros de Exteriores español y marroquí para aliviar la tensión de las relaciones bilaterales, Mohamed VI hizo un gesto "espectacular": ofrecer "sus" aguas a los pescadores gallegos afectados por las mareas negras del Prestige. Y aquí es donde conviene introducir dos datos objetivos para despejar el humo de la propaganda. En primer lugar, los pesqueros afectados por la marea negra lo son de bajura, es decir, buques sin capacidad de bajar hasta Marruecos o el Sáhara. No se ve ni en qué les ha afectado a estos buques la marea negra ni en qué favorece la decisión de Mohamed a los buques afectados. Pero hay un segundo dato más importante y es que Mohamed VI es muy generoso... ¡con lo que no es suyo! Lo que está ofreciendo el sultán marroquí no son realmente las aguas de Marruecos, ¡sino las del Sáhara Occidental!
Hechas estas precisiones debemos preguntarnos: ¿qué pretende Mohamed VI con este ofrecimiento? Según el ministro-portavoz del Gobierno marroquí no pretende nada, sólo ayudar a los afectados... pero esta explicación es poco convincente porque acabamos de ver que justamente la medida del rey no beneficia ni puede hacerlo a los afectados. Creo que para encontrar la respuesta hay que recordar el contexto anterior a la medida. Y ese contexto se caracteriza porque Marruecos está aislado políticamente (sólo tiene el apoyo de Francia) y porque el dictamen del asesor jurídico de Naciones Unidas afirma que es ilegal la explotación de las riquezas naturales del Sáhara Occidental Pues bien, en este contexto creo que está el sentido de la medida de Mohamed VI. El sultán marroquí pretende abrir una vía de agua en el dictamen de Naciones Unidas y conseguir la aceptación de la explotación de los recursos pesqueros y del petróleo que eventualmente se encuentre en el Sáhara. Es importante advertir que el acuerdo pesquero entre Marruecos y la Comunidad Europea expiró en 1999, es decir, antes de que Naciones Unidas emitiera su dictamen declarando ilegal la explotación por Marruecos de las riquezas naturales del Sáhara. O, por decirlo de otra manera, Marruecos está deseando que la Comunidad Europea, ahora sí, firme un nuevo acuerdo de pesca porque ello le puede servir para sentar un precedente en la explotación de las riquezas naturales del Sáhara. La oferta a España, por tanto, no es tan "generosa". No sólo porque se ofrece lo que no es de Marruecos... sino porque la intención ¡es apropiarse de justamente aquello que se está ofreciendo!
En estas condiciones, ¿qué postura debemos adoptar que sea respetuosa de la legalidad internacional y, por tanto, de los derechos del pueblo saharaui? En principio, por doloroso que pueda parecer, la única postura legalmente admisible es la que afirma que ni España ni la Unión Europea pueden firmar un acuerdo sobre las aguas saharauis con el usurpador de las mismas. Sin embargo, con gran inteligencia política, el presidente de la RASD afirmó que las aguas saharauis deberían estar abiertas a todos los buques españoles. El Derecho Internacional proclama al pueblo saharaui como único dueño de las riquezas naturales del territorio colonizado; y el Derecho Internacional proclama al Frente Polisario como legítimo representante de ese pueblo. Si hay un ofrecimiento del Frente Polisario aquellos a quienes éste les haga la oferta no vulnerarían el Derecho Internacional. Pero si alguno quisiera pescar sólo con la complacencia de Marruecos pero sin la autorización del representante del dueño de las riquezas, el pueblo saharaui, estaría violando el Derecho Internacional.
Es nuestra responsabilidad que Marruecos no consume una nueva violación del Derecho Internacional. No con nuestra colaboración.
23.12.02