OPINION
original francés (traducción F. G.)
Como su nombre no indica, el "plan para la autodeterminación del pueblo del Sáhara Occidental" recientemente presentado a las partes en conflicto por el enviado especial de la ONU, James Baker, no es más que una versión desempolvada de la proposición marroquí de acuerdo-marco que Baker ha hecho suya, introduciéndola en nombre de la ONU como una eventual e incluso la única solución viable para terminar el conflicto.
Pero como su nombre sí indica esta vez, el panadero ( baker ) convertido en diplomático ya no tiene la destreza de antaño para la pastelería, porque su pastel confeccionado a toda prisa ha resultado ser una mezcla fallida con un sabor demasiado marcado a polvos de talco ( baking powder ) y un título que ya no engaña a nadie.
El señor Baker, demasiado agitado por la reciente subida del precio del petróleo, se acordó demasiado tarde de que tenía que presentar ante el Consejo de Seguridad un proyecto de arreglo para el conflicto, sobre la base del respeto a la autodeterminación del pueblo del Sáhara Occidental, antes de que acabe el mandato de la MINURSO, prorrogado por seis meses, para haber tenido tiempo de reflexionar. Al parecer, el hombre no se ha roto la cabeza en este embrollo sobre el cual han pasadoya tres Secretarios Generales de la ONU consecutivos sin obtener resultados.
Porque lo único que había que respetar en esta nueva aproximación sugerida por el Consejo de Seguridad era este derecho a la autodeterminación que él hubiera querido borrar de la Carta de la organización internacional; así que la ha puesto como título de su proyecto, y con eso las cartas están ya echadas.
Como la cosa más fácil del mundo, el hombre mete en la bakery (pastelería) el antiguo acuerdo-marco, que le sale actualizado de ahí. En un total secreto con el cual quiere asociar a las partes, un paquete de pan fantasía elaborado en un molde marroquí y sazonado con condimentos franceses, debería así ser presentado a saharauis, argelinos y mauritanos, mientras que Marruecos ya sabía todos los detalles.
Desde luego es un pan doloroso para el pueblo saharaui, pero una buena lección para estos viejos nómadas para los cuales la palabra de honor, hasta de un panadero, era lo que un hombre debía defender con el precio de su vida. Desde ahora, el cow-boy de Texas podrá seguir metiendo las manos en la masa, porque ya está definitivamente desacreditado entre los saharauis. Se ha empapado en el barro hasta los huesos. El emisario de la ONU se ha convertido en un súbdito del rey Mohamed VI, al seguir proponiendo su fórmula del acuerdo-marco, a pesar de haber sido rechazada por el Consejo de Seguridad, el Frente Polisario y Argelia. No se puede ser a la vez juez y parte, y esa es la principal razón para rechazar a Baker.
E incluso si el baker (panadero) tiene otras fuerzas ocultas que se empeñan en quitarle a los saharauis el pan de la boca, no por eso deja de ser cierto que los saharauis han conocido situaciones mucho más difíciles, y sobre todo no tienen otra salida que combatir a los bomberos metidos a pirómanos.
Ironía del destino, los antiguos ladrones de ganado se han convertido en los que mejor prometen la paz, mientras que los bakers negociadores empiezan a jugar con fuego. El petróleo y el fuego nunca hicieron buena pareja. El promotor de los contratos de prospección petrolífera en el Sáhara Occidental tenía que ponerse en evidencia con eso.
[1] En este artículo, un conocido periodista saharaui expresa, haciendo juegos de palabras con el significado de los términos Baker (panadero, en inglés), baking powder (polvos de talco) y otros, la burla de que se sienten objeto los saharauis tras la falsa proposición del mediador de la ONU, el petrolero norteamericano James Baker (nota del traductor).
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