OPINION 

¿Intereses o derechos en la cuestión del Sáhara?

F. Javier Perote

La llegada del nuevo año ha traído la incorporación de España al Consejo de Seguridad de las N.N.U.U, con el particular reto del Sáhara para nuestro Gobierno

En los medios se oyen y se leen afirmaciones tan rotundas como opuestas unas de otras; unos opinan que España seguirá con su tradicional apoyo a la realización de un referendo, otros que tendrá que abandonar su ambigua neutralidad, o bien que se plegará a las exigencias de Francia y E.E.U.U, y por ahí las demás.

Por otro lado, las manifestaciones de nuestros políticos, aclaran poco. La Ministra doña Ana Palacio, a quién deseamos una rápida recuperación de su operación de miopía, pretende una solución que sea aceptada por ambas partes, o que tenga en cuenta los intereses de todas las partes, enfatizando repetidamente que, cuando dice todas las partes, dice todas las partes.

Este insistir de la Sra. Ministra, parece indicar que hasta ahora no había sido así, y que a alguna de las partes no le habían sido respetados sus intereses; falta que nos diga a cual de ellas se refiere.

También se pregunta uno qué otra solución puede haber al margen del Plan de Paz, que ya fue aceptado por ambas partes, si Marruecos ha dejado claro que ni con agua caliente le sacan del territorio y, por lo tanto, cualquier otra solución que se intente imponer, distinta a esta, tendrá que ser a costa de los derechos de los saharauis

Otro interrogante que se presenta es saber qué intereses son los que se pretende hacer respetar pues, tal como hablan los políticos, parece que se arrogan ellos la potestad de señalarle a cada uno cuáles son sus intereses, olvidando que, en el caso del pueblo saharaui, éste ha manifestado, hasta desgañitarse, que su mayor interés sería que se respetase el derecho de libre determinación, mientras que Marruecos tiene mucho interés pero pocos derechos que hacer respetar.

Además de la libre determinación antes dicha, los saharauis tienen otros intereses; como que España y los demás países cumplan con lo estipulado por las N.N.U.U. sobre explotación de los recursos naturales de su territorio. Por lo que el aceptar la oferta de Mohamed VI sobre aguas del Sáhara, le lleva a uno a preguntarse qué intereses de qué "todas partes"son los que dice la Ministra que hay que a respetar

Para nuestro Representante en la O.N.U. Don Inocencio Arias, viejo amigo del Pueblo saharaui, la solución también pasa por el respeto de intereses: los de España en primer lugar y a continuación los de las partes; con lo que se acerca a los países que hablan más de intereses que de derechos. Éstos, últimamente, ni se mencionan, olvidando que todo este problema empieza por una cuestión de derecho; el de la libre determinación del pueblo saharaui, en cuya defensa la O.N.U exigió a España la descolonización del territorio

Desde un principio la Asamblea General de la O.N.U. en la que habían entrado a formar parte países que recientemente habían alcanzado su independencia, emite una serie de resoluciones en las que el derecho de autodeterminación de los pueblos, incluido el saharaui, estaba siempre presente, por lo que la reclamación de Marruecos sobre el territorio del Sáhara tenía pocas posibilidades de prosperar

No obstante lo anterior, y a pesar del dictamen del TIJH que "niega la existencia de vínculos jurídicos que puedan modificar la aplicación del principio de autodeterminación a favor del pueblo saharaui", Hasan II lanza la Marcha Verde, con lo cual el conflicto del Sahara pasa a ser competencia del Consejo de Seguridad (C/S) de las N.N.U.U. en virtud de las funciones y poderes que le atribuye el artículo 34 de la Carta.

Normalmente se admite que la intención de la Marcha era la anexión del territorio por Marruecos y Mauritania, pero dado que ningún analista podía asegurar el éxito de una operación así, se puede sospechar que no era esa la verdadera intención sino que, más bien, se trató de una maquiavélica maniobra, una más de las que se dieron en aquellos años, Chile, Guatemala, etc., para crear un conflicto y poder intervenir Pero en esta ocasión, lo que de verdad se perseguía no era el éxito inesperado que se produjo sino que el C/S fuese competente en el tema, para que éste, lejos de la entusiasta presión de los países recién liberados, fuera más fácilmente manipulable por los países interesados en las riquezas de la zona, los cuales disimulados tras la cortina de Marruecos y Mauritania no cejarían hasta conseguir del Consejo una resolución, favorable a sus intereses, que tuviera todas la bendiciones de la legalidad internacional. El conflicto del Sáhara entraba así en vía muerta.

Desde la exasperante inoperancia del C/S, del cual formaba parte Mauritania en los primeros momentos de la crisis, hasta los últimos intentos de hacer fracasar el Plan de Paz y conseguir que el referendo sea inviable, todos los ardides y manejos efectuados incluido la atribución a Marruecos de la condición de potencia administradora, justifican las anteriores sospechas

Hace veintisiete años los políticos españoles de entonces sucumbieron a las presiones de la O.N.U. y de otros países, haciendo protagonizar a España el trabajo sucio de la traición al pueblo sáharaui mientras aquellos tomaban posiciones para la obtención de futuros beneficios. Pero ahora debemos exigir y esperar de nuestros políticos un comportamiento acorde con los principios morales que predican y que, en esta cuestión del Sáhara, apoyen una solución que haga honor a la responsabilidad moral e histórica de España, defendiendo el derecho del pueblo saharaui, que es el verdadero fondo del problema, y dejando de lado intereses ajenos a éste, introducidos artificialmente por otros países en su propio beneficio y creando confusión; una solución que no sólo contemple la realización del referendo sino que también debe evitar, a toda costa, que se produzca una votación en el C/S que condene para siempre al pueblo saharaui a vivir sometido a Marruecos.

España y los españoles no podemos ser víctimas por segunda vez de una actitud débil claudicante y servil como la de aquellos gobernantes que en aquel tiempo escribieron la página menos decorosa de nuestra historia, llenándonos de oprobio y vergüenza. Tenemos derecho a exigir a nuestros políticos conductas y soluciones ejemplares que ayuden a este país a ocupar un puesto digno y respetable en el conjunto de las naciones

Confiemos en el compromiso del Sr. Aznar que manifestó su apoyo, en primer lugar, a la solución "referendo", y solo si ambas partes acordaran otra solución esta sería aceptada por España.

Con mis mejores deseos para los amigos del pueblo saharui en este año 2003

Enero de 2003


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