OPINION
La abrumadora negrura del horizonte geopolítico saharaui se encrudece cada vez más, tanto que es inevitable compararla con el color tétrico del codiciado crudo telúrico. Parece ser que las tinieblas del petróleo planean al acecho sobre los lares del pacífico e indomable nómada del desierto. Todo huele a fuel inflamable, a kerosene, a alquitrán, …de hecho, según informaciones fidedignas, hasta las ventosidades que inevitablemente se le escaparon al Baker durante su última "gesta conciliadora" olían a eso, a petróleo fétido. Quienes tuvieron el gusto, o disgusto, de estrecharle la mano juran que la suya se quedó lubricada de un oscuro líquido aceitoso que olía a "batrulia". Vamos… que el señor parecía más bien una "petromofeta".
Independientemente de la veracidad de estas informaciones, lo que sí está claro es que James Baker, el panadero personal de Kofi Annan para el caso del Sáhara, se está volviendo insoportablemente insolente y su desagradable olor petroquímico se puede oler, traicionero, desde más allá de la famosa Petra. Su insolencia se materializa en su pretendida nueva "propuesta" para encontrar una solución política al conflicto magrebí basada en la autodeterminación del pueblo saharaui; pues ni es nueva ni es solución política basada en la autodeterminación, visto que ante todo es un refrito mediocre de su última creación intelectual rechazada por unanimidad en julio pasado por el Consejo de Seguridad de la ONU. Sin olvidar que meses antes la misma propuesta perversa recibió una buena patada en todo el trasero en los pasillos de Naciones Unidas. Diríase que el tozudo Baker quiere probar lo de "a la tercera va la vencida" sin importarle un ápice el derecho internacional, las resoluciones de Naciones Unidas y el derecho que tiene todo un pueblo a decidir sobre lo que quiere y no quiere ser. Sinceramente, es algo insólito en la escena diplomática internacional ver a un alto responsable de la ONU tomar el vil tren de la injusticia, de la deshonestidad y de la rapiña y el pillaje planeados en contra de los intereses legítimos e innegables de un pueblo que lo menos que podemos decir de él, es que ha dado y ofrecido más de lo que verdaderamente tiene, simple y llanamente por su amor y cariño a la paz y a la vida … hecho que ni los fanfarrones alauitas de Marruecos ni sus aliados carroñeros quieren comprender ni valorar. Está claro que la gentuza del majzen sólo entiende el lenguaje de la fuerza. Hay que darles un buen par de guantazos para que vuelvan a la vía de la sensatez; el tirón de orejas ya no les vale, pues sus "amigos" les están envalentonando en demasía, como ocurrió en Perejil. Menos mal que España entendió el mensaje subliminar de la "hazaña" marroquí y fue directo al grano: ¡un par de guantazos y san seacabó!.
Y en definitiva, eso es lo que debería hacer la ONU en los próximos días. Por una parte, darle un buen tirón de orejas al petroadicto Baker y concederle la merecida jubilación del asunto Sáhara; por otra, soltarle un par de guantazos al déspota pañalero mohamed 6º para que se deje de bravatas y triquiñuelas y haga lo que es debido: respetar como todo el mundo las resoluciones adoptadas por el Consejo de Seguridad y cooperar con la MINURSO para llevar a buen puerto el proceso de paz en el Sáhara Occidental.
Si no ocurre algo de esta índole, de alguna manera la comunidad internacional habrá dado su visto bueno al reinicio de las hostilidades bélicas y los saharauis quedarán con las manos libres para disponer de todos los medios a su alcance, cuando y donde sea necesario, y arrancarle al ejército marroquí invasor la libertad y la independencia tantas veces traicionadas.
Respecto al señor Kofi Annan, prefiero no decir nada, pues hace tiempo que se le veía venir … Ya el año pasado un conocido intelectual saharaui le dijo dos palabras muy elocuentes: « ¡ Kafi Kofi ! ». ¡ Basta Kofi !
León, 23 de enero de 2003.