El nuevo orden mundial liderado por los extremistas del maquiavelismo miope y rencoroso que sujetan con sus manos, y bien sujetos, los hilos de la marioneta Bush, augura tiempos tenebrosos para el infeliz planeta azul. Pues el mensaje es claro y conciso: la ONU y demás organismos internacionales, el Derecho Internacional, las Convenciones y los Tratados, hasta ahora más o menos respetados, se han vuelto molestos para el apetito pantagruélico del Imperio; han devenido, de la noche a la mañana, anticuados e inadecuados para la nueva pragmática que se está difundiendo de manera ecuménica. El mensaje es claro y conciso: si quieres sobrevivir, has de ser fuerte, lo más fuerte posible; tienes que estar armado hasta los dientes y no escatimar en gastos cuando se trate de armarte; si puedes conseguir algún tipo de armas de destrucción masiva ¡mejor que mejor!, así te tendrán más respeto. El mensaje es claro y conciso: en este mundo ya no hay cabida para los "débiles", que únicamente saben hablar de democracia, estado de bienestar, justicia, libertad, derechos humanos, y bla, bla, bla ... todo eso ya pasó de moda ¡que estamos en el siglo XXI! Siglo de la tecnología de la información, es decir, de la manipulación a gran escala y, por ende, de la explotación cruel y salvaje del potencial humano. El mensaje es claro y conciso: sólo hay dos elecciones tertium non datur: 1) olvidarte del sentido de la justicia, la equidad, y la moral; convertirte en ciego y sordomudo ante los horribles acontecimientos que seguramente tendrán lugar donde puedas verlos y oírlos; hacer exactamente lo que mande el Imperio, cuando y como él lo diga. 2) O seguir como hasta ahora, es decir, no aceptando la injusticia y el abuso, actuando según tus propias convicciones y llamando las cosas por su nombre. En este último caso y tal y como están las cosas, además tendrás que asumir un riesgo mayúsculo: es posible que invadan tu tierra, la dividan en zonas militares, crean un microestado para una minoría cualquiera, te impongan un gobernante ...y claro, como no tienes ni un pelo de tonto, vas a adoptar medidas y la única medida loable en este caso es ¡armarte hasta los dientes!.
Visto lo anterior referente a estados hechos y derechos, con muchos años de historia a sus espaldas y, por lo demás, miembros de la ONU, no hablemos de pueblos y naciones que aún están en fase de independizarse y recobrar su libertad; el asunto se vuelve todavía más pésimo cuando se trata de un pueblo reducido y supuestamente indefenso como, por ejemplo, el pueblo saharaui, pues la tentación de fagocitarlo se hace irresistible e, incluso, habrá algún macabro consejero que lo aconseje como remedio para curar el mal sueño. Tres beduinos en medio del desierto, de la nada, dan ganas de reventarlos con un pisotón sin que nadie se entere, y si se entera ¿qué?. De todas formas, hay que guardar la compostura y hacer la operación del "reventón" de manera camuflada, aunque sea malamente, como por ejemplo sacándose de la manga un "plan para la autodeterminación" o para lo que sea, con tal de que piquen. Bueno, da lo mismo, si no pican les cogemos por el pescuezo, apretamos un poquitín hasta que les salten los ojos y hacemos que piquen. Luego, tras la firma de su fagocitosis, les serviremos una tortilla española de ojos saharauis y todo el mundo contento, y quien no, será denominado oficialmente "terrorista" y en menos que canta un gallo lo encontraremos muerto en un callejón de mala muerte víctima de un linchamiento popular.
Y todo el mundo contento, menos los tres beduinos; pero ¿a quién le importan tres beduinos en medio de la nada? ¿A Bush, a Aznar, a mohamed 6º o a Annan?
LEÓN, a 19 de mayo de 2003