OPINION

 

ADIOS A MARTIN PRADO.

María Jesús Alvarado

Hoy he recibido la triste noticia de la muerte de mi gran amigo Martín Prado.

Martín era un artista, excelente pintor, gran profesor, una persona sensible, amante de la belleza, educado, pausado en su hablar y en sus gestos, pero firme y enérgico en sus acciones; un hombre amante de la justicia, honesto y fiel a las causas que consideraba justas, como la lucha por la libertad y la independencia del Sáhara. Y a esa lucha se dedicó incansablemente.

En él se reunían tres mundos, tres culturas, a las cuales pertenecía y amaba por igual: la sefardita, la española y la árabe. Hombre culto, curioso siempre de aprender, de investigar, dotado de una especial sensibilidad para percibir y aprender de lo que le rodeaba.

Lo conocí a los ocho años, cuando tuve la suerte de tenerlo como profesor de dibujo en el instituto de Villa Cisneros. Desde entonces, y por encima de la diferencia de edad, una extraña complicidad y una gran amistad nos unió; una amistad que se ha mantenido y fortalecido a lo largo de todos estos años. Por eso sé muy bien de su compromiso con el Sáhara, y de los muchos y grandes amigos que contaba entre los saharauis.

Martín Prado tenía 74 años, pero en sus ojos y en su corazón seguía brillando la ilusión del que se sigue sorprendiendo cada día. Digo con orgullo que era mi amigo. Era amigo de todos los saharauis. Descanse en paz.

18.10.05


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