Mohamed Lamin M.
Despues de treitna años de exilio vivimos, todavía los saharauis, condenados al olvido. La larga espera ha mermado notoriamente nuestra capacidad de aguante, mientras que el día a día carcomee nuestras esperanzas más inmediatas. No hay, a la vista, horizonte alguno al que dirigirse. De modo que un manto de oscuridad está cubriendo nuestra existencia. Pero cuando nuestras élites culturales e intelectuales se asoman, aunque sea en estos lares cibernéticos, nuestro júbilo se acrecienta. Notamos que ellos, también, se preocupan de nuestro futuro. Vemos que alguna fuerza mística opera en sus corazones y les empuja a aterrizar en estas arenas proponiendo ideas. Por fin una constelación denominada "Generación de la Amistad" asoma en el horizonte para iluminar nuestro camino. Una generación criada y educada al calor de los más tiernos cánticos revolucionarios no podía sino venir a abrevar en estos foros para, honrando a su nombre, generar la amistad con la Causa de su pueblo. Hacía ya tiempo que esperábamos su noble aparición. Quizás hayan colmado, allende los mares, sus necesidades del "primum vivere" y ahora tocar colmar las espirituales.
Los Limam, Chej, Ebnu, Malainin, Pirri, Mahfud, Baba, Sleha, Luali y un largo etcétera necesitado de representación femenina. Representantes, todos, de la flor de la intelectualidad saharaui, son un ejemplo de los espíritus egregios de esa especie de curia romana que tanta falta hace a nuestra clase dirigente.
Sin duda el caudaloso torrente de ideas que llevan, fruto de una imaginación de alto vuelo les permite proponer, con concreción, ideas a la altura de las coordenadas en que se encuentra el conflicto trasnacional saharaui.
En Rabuni, a 24 de mayo de 2004