OPINION

 

Sin verdad y justicia, es imposible la equidad y reconciliación

de Elmami Brahim, jurista saharaui, miembro de afapredesa

 

Con la llegada de Mohamed 6º al trono en Marruecos, grandes fueron las expectativas que supuso un relevo en una monarquía que hasta entonces regida por un hombre de la astucia y la habilidad de Hasan 2º, que supo mantener a su reino a salvo de los vientos de desestabilización y lo mantuvo libre de agitaciones internas y tormentosos movimientos populares, como sucedió en varios países de su entorno, casi desde el mismísimo momento en que accedieron a la independencia.

El día de su muerte, Hasan segundo fue descrito por el periódico LA RAZÓN, más o menos en términos semejantes, como el hombre que supo mejor que nadie administrar los tiempos y los silencios, haciendo de esa habilidad una constante en sus relaciones con el mundo exterior y sobre todo con occidente, que encontró en el rey una sensación de seguridad y tranquilidad en su flanco sur, que desaparece con su muerte, comenta el articulista de LA RAZÓN.

La sucesión en el reino Alauita es percibida por muchos dentro y fuera de Marruecos como algo, aunque natural, tiene que ser mejor, bajo el criterio de todo tiempo futuro ha de ser mejor.

Pasados los días de euforia de aquel cambio y desvanecidos los calificativos que bautizaron al nuevo rey como el soberano de los pobres, el joven aficionado de la nueva tecnología, el hombre de formación y cultura occidental llamado a ser el nuevo AMIR ALMUMININ (comendador de los creyentes) se dispuso a dar pasos nunca antes pensados y a tomar decisiones sorprendentes, más por su rapidez que por su calado.

Algo ha de distinguir un nuevo reinado y aquí Mohamed VI no dejó de hacer gestos, empezando por la destitución fulminante del otrora poderoso Driss Basri y la designación de colegas de pupitre en cargos de importancia, para así inaugurar una nueva era que debe marcar el inicio de su mandato, sin embargo la sucesión de gestos y los constantes anuncios de decisiones nuevas a menudo nos obligan a hacer la siguiente interrogante ¿ hasta que punto corresponden con la realidad los gestos de Mohamed VI ?.

La sinceridad de estos gestos hay que medirla en uno de aquellos asuntos de mayor significado. A saber el respeto a los derechos humanos y su proteccion, uno de los expedientes en el que el nuevo rey pretende dar una nueva imagen y a propósito del cual anunció recientemente la creación de la instancia de Equidad y reconciliación que debe por decreto llevar a cabo un proceso de conocimiento de la verdad sobre los casos de tortura, asesinato, desaparición etc., así como el paradero de las victimas y la correspondiente indemnización de sus familiares, sin embargo esa instancia en medio de la imprecisión de su mandato y sus atribuciones pretende pasar por alto una cuestión fundamental en cualquier intento de revisión del pasado.

Muy lejos de establecer la verdad sobre lo que pasó y de buscar un camino de reconciliación la instancia Equidad y reconciliación, se convertirá con el tiempo en un simple instrumento de marketing para decorar la nueva imagen de la monarquía de cara al exterior y lo que es peor, sería un pretexto de no hablar nunca más de la responsabilidad y de los responsables de las violaciones del pasado, porque el Marruecos de antaño no se ha mudado y los pretendidos cambios no se logran por arte de magia , ni por decretos por más reales que sean.

La práctica de la tortura y la desaparición forzosa, los juicios sumarios y la censura de la libertad de expresión son hoy DIA en Marruecos una realidad.

AliLemrabet, periodista marroquí recién salido de la cárcel, precisamente por informar acaba de confirmar que en Marruecos nada ha cambiado, porque, tanto Saharauis como Marroquíes siguen engordando cada día las filas de los presos políticos y de conciencia en las cárceles marroquíes, sin juicios, ni imputaciones claras.

Son cada día más numerosas las organizaciones internacionales de derechos humanos, que informan del deterioro de la protección de los derechos humanos en maruecos y en el Sahara Occidental, que últimamente se encargaron de denunciarlo la FIDH y AI.

En medio de esta realidad, siguen acampando a sus anchas conocidos responsables de la violación de derechos humanos en la etapa anterior. Comisarios, inspectores y responsables de distinto rango, verdaderos monstruos de la tortura y la violación, siguen hoy gozando de privilegios que la nueva instancia pretende convertir en inmunidades y no sólo eso, sino que ninguno de ellos ha sido separado de su cargo, por lo que se hace muy difícil una verdadera reconciliación, cuando victimas y verdugos se cruzan a diario sin posibilidad para estos últimos de hacer nada.

Lo que se desprende de todo el manejo que el régimen marroquí pretende hacer de los anunciados cambios y pasos progresistas en su país, no son por el momento más que un intento de seguir haciendo lo mismo sin parecerlo, por eso y al igual que el nuevo código de la familia que pretende revolucionar una sociedad tradicional como la marroquí por medio de una ley que ignora la realidad, también en la protección y respeto de los derechos humanos, no hay equidad ni reconciliación sin la justicia y la verdad.

16.02.04


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