[Appel à tous les Nationalistes Sahraoui(e)s - Llamamento a todos los patriotas Saharaui - Appeal to all Saharawi Nationalists]

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De la crítica y de la autocrítica.

Por Lehdia Dafa

 

Los tiempos han cambiado (Berlin, caida del muro 1989; - Sahara, alto el fuego 1991; - Nueva York, atentados 2001; Irak, invasión americana 2003; - Madrid, atentados 2004) y por ende la coyuntura internacional es cada vez más caótica y compleja. Mas pienso que hay ciertos matices de la vida que no cambian. Y menos cuando se trata de una cuestión de principios. Aclarando que los principios no tienen por qué significar o ser sinónimo de dogmas o fanatismos. Sino mal recuerdan muchos de nosotros, el Polisario, cuando salió a la luz por primera vez y lejos de tener a Argelia por "nodriza" - como plantean algunos, él por sí mismo trazó su propia línea ideólogica sobre la base de "dieciseis principios" que todos hemos tenido que memorizar y llevar a la práctica alguna vez en nuestras vidas. Entre esta gama de los ya históricos principios del Frente Polisario el de la "crítica y autocrítica" ha sido uno de los más impactantes en nuestros tiempos de militancia ya sea directa- o indirectamente, durante los primeros años de la revolución saharaui.

Estimados colegas saharauis y amigos de arso, después de casi tres meses de la salida a la luz del asi llamado "llamamiento a los nacionalistas saharauis" y el seguimiento de las opiniones tanto pro como en contra del mismo, me urge ahora comentar unos ciertos puntos de vista interesantes y al mismo tiempo inquietantes.

Independientemente de los calificativos que se están mereciendo los autores del llamamiento, y de lo que el contenido del mismo haya o está significando para unos y otros, pienso muy particularmente que en todo caso no se trata de ningún crimen de naturaleza ideológica el hecho de "criticar". ¿Hay algún decreto acaso que ha eliminado ya este principio de las páginas de la cultura política del Frente Polisario?

No concuerdo con los defensores del "nacionalismo saharaui", ni con los que se pronuncian en su nombre. Este termino que muchas veces usamos tan a la ligera, ya sea por cuestiones de traducción, o por nuestra propia ingenuidad y falta de experiencia en la materia política en general, ojo con ello. El nacionalismo en términos político-ideológicos, es una teoría del pensamiento político mucho más oscura y fatalista de lo que conocemos con simpleza como "Alwatania" o sea, el amor sí a la patria de uno, pero con tolerancia frente a la diversidad dentro de lo universal.

No soy muy experta en política, no obstante y en breve les digo que los nacionalismos son la base del toda clase de integrismos y fanatismos en todas sus caras, y que a la larga o a la corta conducen también al fascismo xenofóbico y devastador como bien hoy por hoy esta pasando en muchas partes del mundo.

Por tanto pienso que no es aconsejable usar este término con semejante superficialidad, e ingenuidad ya sea para injectar entusiasmo patriótico sin más intenciones, o para manipular las conciencias de muchos que son susceptibles por naturaleza cuando se trata de "Alwatania y Alwatani."

Por otra parte me impresiona profundamente la avalancha de comentarios relacionados con el tema "de la democracia en nuestro estado saharaui". Y sobre todo cuando ciertas intervenciones se expresan con ese tono radical de que "no es necesario hablar ya de democracia porque estamos en el exilio", o que el estado saharaui categóricamente hablando es el más democrático dentro del Mundo Árabe.

Señores, si la parte del mundo que se autoproclama suficientemente democrática y avanzada, no lo es del todo en el fondo de las cosas, ¿cómo va a serlo el estado Saharaui dentro del mundo Árabe? Y ¿existe acaso la democracia como tal en algun punto del mencionado entorno? - No soy de la opinión de que los saharauis tenemos que esperar hasta después de la independencia para pensar en poner en marcha tales proyectos políticos y sociales que nos pueden conducir a la democracia. Es como plantear que las jóvenes generaciones no tienen el por qué estudiar, porque no hay suficiente empleo en los campamentos.

Con todo el respeto que os mereceis todos, esta clase de planteamintos me parece un tanto absurda e inmadura. Por favor pongan un poco más de sentido común a las cosas. El viejo continente por ejemplo lleva más de trescientos años intentando construir la "democracia". ¿Os habeis fijado en cuántas partes de Europa, el trabajo que todavía falta para conseguir este sueño? Si a nosotros bien nos faltan otros recursos, el factor tiempo es uno de los más imprescindibles, y todos sabemos que éste a nosotros nos sobra actualmente. Pienso que administrarlo racionalmente es una tarea complicada, pero no imposible, desde luego.

Nosotros deberíamos atrevernos porque podemos, para ir poniendo las piedras básicas en este sentido. Nosotros no necesitamos resignarnos a la supuesta impotencia y por tanto, deberíamos trabajar ya sin espera en función de "crear" y no copiar luego a la ciega de nuestro entorno. Nosotros no tenemos por qué esperar para ir sentado las bases de un estado distinto, aún cuando el estancamiento del proceso de paz esté atentando contra nuestro ánimo y nos quiere quebrar la voluntad de seguir en la construcción de nuestro proyecto nacional.

A través de la crítica y la autocrítica deberíamos aprender a construir nuestra propia ideologia y creer en ella con fe. Nuestro sistema de gobierno y nuestra concepción de edificar un estado democrático y de derecho deberían ser distintos por ejemplo a los de Argelia (infeliz, primero por el domino y la barbarie de Francia y luego por la panranoia de un puñado de corruptos). Distintos a los de Mauritania que de alguna manera nos quiere exportar su modelo arcaico y tribal. Distintos al de Muhamar Gaddafi, para no decir Yamahiría y a los dictámenes de su jaima móvil y petrolera. Y distintos desde luego al de Marruecos con su secuencia de los sultanes Alauitas, arbitrarios, sanginarios, imperialistas, y desde luego terroristas de estado (bastante se sabe que su mano dura ha estado detrás de los atentados de Madrid para chantajear). - En fin distintos al error del Mundo Árabe en general y que consiste en estancarse en un punto de la gloria pasada sin desarrollar nunca los mecanismos estratégicos para marchar con cordura con las circunstancias y sus requerimientos, y evitar así enfrentarse luego a tales choques y humillaciones como la actual derrota de su identidad.

La crítica no debería infundarnos miedo. No olviden que en otros tiempos, las cosas han funcionado mucho mejor cuando este principio acompañaba a cada uno de nosotros en su obrar respecto al quehacer nacional. La crítica no debería ser concebida con ese fatalismo con el cual se están pronunciando algunos colegas, sino como la base de la aceptación y la tolerancia con responsabilidad de los derechos de los demás para opinar y plantear sus alternativas frente a las nuestras, y merecer así ser unos la cabeza y otros los pies. La crítica no debería ser entonces un punto de irritación, y cuestionamientos infundados a los principios ético-morales de quienes la ejercen. Al contrario, debería ser el punto de partida para completar el principio en sí o sea ejercer "el criticado", la autocrítica con franqueza, responsabilidad, y sentido común. Y sería el único camino que nos podría ubicar ante la verdad de encontrarnos a nosotros mismos para autoevaluar nuestras actitudes y acciones tanto pasadas como presentes.

Corregir entonces quedaría como cuestión, no sólo de voluntad política en general o a nivel de los individuos en particular. Sería la alternativa y el paso necesario para que juntos podamos seguir sosteniendo nuestra ideología común, que yo no dominaría necesariamente "nacionalismo saharaui" sino y más simple, "emancipación saharaui". Que es nuestro trabajo integral y esmerado en cada uno de los frentes para conseguir con nuestro propio sudor el ejercicio a nuestro derecho a la autodeterminación. Porque estamos seguros que éste nos conducirá a la independencia del Sahara y por ende a la oportunidad de seguir edificando un estado de derecho y democracia a la altura de los tiempos y las circunstancias del momento.

25.10.04

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